Antigua Escuela Secundaria de Humanidades de Marcin Wadowita

Lo que le debo a la escuela polaca. Es difícil medirlo, es difícil sopesarlo, porque lo llevamos tan arraigado en nosotros que simplemente nos identificamos con ello. ¡Somos nosotros! Al fin y al cabo, nos lo han transmitido, inculcado. El ser humano es sí mismo gracias a la cultura. (…) Quisiera besar las manos de todos mis maestros, maestras y de todos los catequistas que me enseñaron en la escuela primaria, en la escuela secundaria, hasta el bachillerato, sentando las bases para el futuro del hombre.                                                        Juan Pablo II

Karol Wojtyła aprobó los exámenes de ingreso a finales de junio de 1930 y se convirtió en alumno de la Secundaria Estatal de Marcin Wadowita. Unos años antes (1924), su hermano mayor Edmund se había graduado con honores en la misma escuela. En esos tiempos, la enseñanza en la escuela secundaria estaba a un alto nivel. Los profesores estaban muy bien preparados para su profesión, y entre ellos había algunos educadores sobresalientes. El edificio de entonces era más pequeño porque no tenía gimnasio y en la primera planta se encontraba el piso del director en lugar de las aulas. Pasillos estrechos y oscuros conducían a las aulas y talleres, donde se encontraban estufas de azulejos y pupitres dobles dispuestos en filas. A falta de gimnasio, se llevaba a los jóvenes al edificio "Sokół" para realizar actividades deportivas.

La vida del estudiante de secundaria Karol Wojtyła era bastante ordenada. Después de desayunar iba a la iglesia parroquial y luego a la escuela, donde pasaba el tiempo entre las 8 de la mañana y las 2 de la tarde. Después volvía a casa para comer, tras lo cual se ponía a estudiar y a hacer los deberes. Si había que preparar mucho para el día siguiente, el aprendizaje continuaba por la tarde.

Al principio, Karol leía libros que su padre y el Padre Kazimierz Figlewicz le sugerían, y luego comenzó a elegir su propia literatura. Buscaba obras "de primera" que supusieran un reto para su edad. También eligió clásicos de la literatura polaca como: Norwid, Mickiewicz y Słowacki.

Como la escuela de humanidades de Wadowice era de perfil neoclásico, el latín y el griego formaban parte del plan de estudios. No sólo se les enseñaba la gramática, sino también la pronunciación correcta. Jerzy Kluger recordaba que siempre que Karol le visitaba en casa, su padre Wilhelm le hablaba en latín. El propio Juan Pablo II recordaba años después que aprender lenguas clásicas era algo maravilloso.

En las clases, dependiendo de la asignatura, había un ambiente diferente y a veces los alumnos hacían bromas a sus profesores. Un día, al Profesor Józef Heriadin, los chicos le clavaron las botas al suelo con clavos, y en otra ocasión, pegaron con pegamento los puños de su abrigo. Entre los sospechosos siempre estaba Kluger, pero nunca Wojtyła.

Quienes conocían bien a Wojtyła apreciaban su sutil sentido del humor. Tenía un talante filosófico y una reserva que inspiraba respeto. Todos sentían que a Karol no le correspondía comportarse de manera diferente o hablar de manera brusca o indecente. A menudo, cuando los chicos bromeaban entre ellos, también bromeaban sobre él, y él decía: "Oh, tonto, tonto", y nunca se ofendía.

Karol era un estudiante destacado, pero al mismo tiempo, modesto. Cuando nadie en la clase podía responder a la pregunta del profesor, Wojtyła se ofrecía a responder. Sus compañeros describían que nunca permitía que le copiaran, ya que lo consideraba un engaño. Cuando se presentaba una tarea especialmente difícil de traducir del latín, permitía copiar.

Tanto los profesores como los compañeros de la escuela secundaria tuvieron una gran influencia en la formación del joven Wojtyła. En cada uno de estos grupos, conoció a personas valiosas. La escuela era pública, por lo que entre sus filas se encontraban niños de diferentes clases sociales, económicas y religiosas. El período de ocho años de educación resultó en amistades duraderas, que Karol luego continuó como obispo, cardenal y luego como el Papa Juan Pablo II.

Actualmente, el edificio alberga el Primer Instituto de Educación Secundaria de M. Wadowita, que continúa las tradiciones de la antigua escuela.